12 d’abril 2009

Crònica d'una nevada (Part I)

Un entreteniment molt agradable és llegir cròniques antigues i des que La Vanguardia ha posat en obert la seva hemeroteca la consulto sovint per saber de primera ma que va passar a diferents episodis meteorològics remarcables.

Tot seguit us vull portar la crònica de la nevada del 10 i 11 de Febrer explicada per periodistes que la van viure. Abans que res, anotar que en aquella època hi havíen dues publicacions diaries, l'edició general, publicada pel matí, i l'edició de la tarda.

La crònica comença a l'edició general del dia 10 de Febrer fent esment de les primeres volves de neu el dia 9 de Febrer de 1.887 sobre Barcelona.

"Ayer hizo un día propio del mes de marzo por lo variable, y de enero por lo frío. A la una y cuarto de la tarde cayeron pequeños copos de nieve y luego llovizno, quedando la temperatura muy baja.

La madrugada anterior el termómetro había descendido á cero grados."


La edició de la tarda ja consigna el que va aconteixer el matí del dia 10, atrevint-se inclús a fer un pronòstic.

"La temperatura es hoy todavía más fría que ayer, y esta mañana han caido
copos de nieve que parecen ser el principio de una nevada."


Però quan agafem la edició general del dia 11 ja ens parlen d'una situació gens normal, un pam (uns 20 cm) a les afores i mig pam (uns 10 cm) al bell mig de la ciutat de Barcelona.

"Al escribir estas lineas, Barcelona parece que se halla situada en las regiones del Polo Norte, toda vez que por la parte de tierra está rodeada por una inmensa sábana de nieve.

Decíamos ayer tarde, que los copos que habían caído durante la mañana, nos parecían el principio de una nevada; y en efecto, se ha realizado nuestro pronóstico, y aun ha superado á lo que creíamos, pues es extraordinaria la cantidad de nieve que ha caído ya á la hora en que escribimos estas líneas (diez de la noche) y la nevada no cede.

Empezó á formalizarse á las tres de la tarde, quedando en menos de un cuarto de hora completamente blanca la Rambla, las calles del Ensanche y los alrededores de esta capital.

Los copos de nieve fueron luego más escasos y pequeños, hasta que al anochecer volvieron á ser abundantísimos, de suerte que la nieve invade hasta las calles más estrechas, sin que se derrita.

El espectáculo que ofrecía ayer tarde Barcelona era curioso, y muchos pintores y fotógrafos sacaban copias de distintos puntos de vista.

La nevada es ya más copiosa que la del 9 de marzo de 1883, pues entonces la nieve no se conservaba en las calles, y puede que la de 1854.

En las afueras el espesor de la nieve tendrá un palmo. En la Rambla y en las calles tiene medio palmo. En las calles transita poca gente. Verdad es que hay grave exposición de sufrir sendas caídas.

La temperatura es baja. Si el tiempo se despejara por la madrugada, entonces se helaría la nieve y vendrían días muy crudos. Si soplara Levante, arrancaría lluvia y el tiempo se pondría luego muy dulce. Regularmente sucede lo primero; pero no sería extraño que ahora aconteciese lo último, puesto que de algunos observatorios se anuncian como probables vientos del primer cuadrante.

Si continúa cayendo la nieve con igual intensidad durante muchas horas, puede ocasionar perjuicios, ya que los terrados de los edificios de esta capital no están construidos para sostener pesos extraordinarios.

Los trenes llegan con algún retraso, aunque poco, á pesar de que la nevada es general."


La edició de la tarda del dia 11 de Febrer ens parla de la magnitut de la nevada històrica. Més de tres pams a un terrat de la ciutat (més de 60 cm) i uns quatre pams a les rodalies del pla de Barcelona (80 cm) indiquen que en temps de història meteorològica, una mica més de 200 anys, aquesta nevada del Febrer de 1.887 junt la del Nadal de 1.962 han estat les dues nevades més importants a Barcelona.

"Esto no es Barcelona, sino Siberia.

El frío y la nieve lo invaden todo y nos envuelven y aprisionan en una atmósfera que hiela. Indudablemente los nacidos no recuerdan otra nevada semejante en la condal ciudad.

La nevada del 9 de marzo de 1883, que nos parecía la más fenomenal de las que podían tener lugar en Barcelona, queda reducida á un conato, comparándola con la actual. La del 54 tampoco alcanzó los honores de la de 1887.

Los edificios están decorados con cenefas blancas, coronándolos asimismo gran cantidad de nieve. En un terrado la hemos medido esta mañana y tenía más de tres palmos de espesor. ¡Qué frío!

Se ha paralizado todo el movimiento de esta industriosa ciudad; no circulan tranvías, ni coches, ni carros. El puerto está hoy desierto y tranquilo como si el día fuese festivo.

Por las calles solo transitan los curiosos y los que, como nosotros, pobres periodistas, no podemos quedarnos en casa. También algunos, por amor al arte, contemplan el espectáculo que ofrece la naturaleza. En el Parque hemos visto algunos artistas que tiritando de frío y desafiando las inclemencias del tiempo, sacaban preciosas vistas de la nevada. En las plazas-mercados hay pocas vendedoras, escaseando la hortaliza.

La sociedad «Cervantes», suspendió el baile que debía haber celebrado anoche en el teatro Romea.

En nuestras calles apenas se puede transitar por la gran cantidad de nieve, habiéndose tenido que abrir paso para poderlas atravesar. Los vecinos se daban
prisa esta mañana en quitarla de los arroyos. En París la derriten por medio de la sal.

Ha continuado nevando toda la noche y á esta hora, las once de la mañana, aun caen abundantes copos. Desde las tres de la madrugada á las siete de la mañana la nevada ha sido copiosísima. El caso es que coloca á Barcelona en situación crítica, pues los edificios han de sostener extraordinario peso.

La misma nieve que cae impide ver las montañas vecinas. Cuando el tiempo se serene ofrecerá un espectáculo sorprendente ver Barcelona rodeada por tanta nieve. En las afueras su espesor mide unos cuatro palmos. Y como hemos dicho, aun continúa nevando, pero empieza á clarear el sol.

El pasatiempo obligado de los chiquillos en los actuales momentos, es hacer bolas de nieve y á guisa de proyectiles arrojárselos mutuamente. Otros se entretienen en hacer grandes montones con aquellos copos blancos y ligeros, y ensayan la confección de obras artísticas, y como ignoran lo perjudicial que es para la salud tal entretenimiento, copiamos de un colega local las siguientes líneas para que no se olvide lo que en las mismas se indica:

«Muchas son las personas que se entretienen haciendo bolas de nieve. La ocupación es peligrosa, por las enfermedades que con frecuencia desarrolla. El tocar la nieve largo rato, produce reumatismos, flujos de sangre por la boca, resfriados y otras alteraciones de la salud. Debe, pues, abandonarse aquel pasatiempo como dañino."

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